Son muchos los padres de adolescentes que sienten que existe una brecha cada vez más grande de comunicación con sus hijos adolescentes, que por más que intentan acercarse, casi siempre se topan con respuestas cortas que no dan para seguir una conversación normal impidiendo que se conecten realmente con ellos.
Durante los años de la adolescencia, la comunicación entre padres e hijos se hace más difícil, incluso en aquellas familias en las que existía una buena relación durante la infancia. Esta dificultad en la comunicación es debido a la aparición de una serie de barreras de las que son responsables tanto los padres como los hijos.
Como padres queremos seguir manteniendo con nuestros hijos adolescentes el mismo tipo de relación que tuvimos durante su infancia, es decir, unos intercambios comunicativos basados en sermonear o en dar órdenes que en un proceso real de comunicación en el que la escucha juega un papel tan importante como la propia expresión de ideas.
Por esto, durante la adolescencia, cómo padres debemos esforzarnos más por mantener una buena comunicación que siga siendo imprescindible para crear un clima de apoyo y confianza que facilite la seguridad y el ajuste psicológico y social de nuestros hijos en crecimiento.
Si no dejas que termine lo que quiere decirte y lo interrumpes porque piensas «ya sé lo que me va a decir» nunca sabrás qué ideas tiene ni cómo se siente.
No eres un juez. Si te dedicas a sancionar su conducta de forma constante estás poniendo una barrera entre tu hijo y tú.
Si está enfadado y te grita, puedes corregir su comportamiento con algo como: «estás enfadado y me parece normal, pero si no me gritas podré entenderte mejor. Cuando te calmes podemos seguir hablando».
Todos tenemos que aprender a expresar nuestros sentimientos y como padres podemos y debemos ayudar a nuestros hijos a ello. No es suficiente preguntarle qué ha hecho sino también cómo se ha sentido.
Puede ocurrir que te cuente que ha hecho cosas que no te gustan, si reaccionas de forma impulsiva y no razonas con él, puede que la próxima vez no confié en ti y no te lo cuente
Es cierto (y normal) que a medida que los hijos crecen, sus demás actividades empiezan a ser parte central de sus vidas y que conversaciones o actividades que antes disfrutaban con sus padres dejen de ser atractivas para ellos ; sin embargo, no por eso debemos renunciar a mejorar la comunicación con nuestro hijo adolecente, y de esta forma hacerles saber que siempre estaremos cuando nos necesiten
No lo olvides, se está convirtiendo en adulto, si lo tratas como tu niño pequeño, se sentirá avergonzado. Evita criticarlo, darle lecciones, invadir su espacio personal en todo momento y, especialmente, cuando esté con sus amigos y amigas.