Ha terminado otro ciclo escolar, y seguramente te llevaste a casa una boleta de calificaciones que resume en un número las experiencias y aprendizaje de todo un año. ¿Qué número está escrito en esa boleta? ¿10?, ¿7?, ¿8? Sea cual sea el promedio, nunca podrá reflejar el extraordinario ser humano que es tu hijo.No deberíamos preocuparnos tanto por el planeta que dejamos a nuestros hijos, sino por los hijos que dejamos a nuestro planeta. Leopoldo Abadía.
La educación va más allá de las buenas notas al final del año escolar: éstas miden los conocimientos académicos, pero son incapaces de determinar cuáles son los verdaderos talentos y capacidades de nuestros hijos y reconocer si los estudiantes son honestos, empáticos y críticos.
Ser buen estudiante no siempre va de la mano con convertirse en un buen ser humano y este es un detalle que muchos sistemas educativos olvidan o pasan por alto.
Es importante que como padres, y maestros no nos enfoquemos sólo en las calificaciones sino que eduquemos a nuestros hijos con valores igual o incluso más importantes que el de ser buenos estudiantes. Mérida, Yucatán, México y el mundo no sólo necesitan buenos profesionales, sino también personas creativas, críticas e innovadoras que sean el pilar de crecimiento y desarrollo hacia un nueva sociedad.
Las personas aprenden a tomar decisiones libres e informadas, siempre conscientes de la existencia y los derechos del otro. Los individuos libres y responsables actúan de buena manera porque es inherente a ellos, es parte de sus creencias actuar de manera honrada y recta.
Enseñar que, como seres humanos, debemos trabajar en conjunto para lograr el bien común. La conciencia, la empatía hacia los demás integrantes de su comunidad y el entorno en el que se desenvuelven son aspectos esenciales para la formación de una persona integral.
Ahora que nuestra sociedad se ha vuelto tan compleja y alberga muchos credos e infinitas formas de pensar, ser inclusivo no debe ser una práctica por obligación, sino un valor y característica intrínseca a los seres humanos contemporáneos.
La búsqueda de la equidad de género y el respeto a la diversidad cultural son dos necesidades imperantes en nuestra sociedad y la base para la construcción de un nuevo y mejor mundo.
La mejor escuela para tu hijo debe contar con un alto nivel académico y ofrecer actividades culturales, sociales y físicas (como la práctica de deportes y los programas enfocados al servicio social y al cuidado del medio ambiente), que ayuden a nuestros niños y jóvenes a construir los valores básicos para constituirse como profesionales brillantes y personas ejemplares.
Para una buena escuela, terminar un ciclo escolar es siempre un motivo de orgullo y satisfacción que, más que medirse en una boleta de calificaciones, se mide en la sonrisa de nuestros estudiantes al regresar a clases.