Las exigencias de la escuela han cambiado al paso que la sociedad evoluciona a un ritmo vertiginoso. La tecnología va reemplazando al ser humano en ciertas funciones. Esto significa que las oportunidades de empleo son cada vez menos y estas necesitan de un nivel mucho mayor de especialización.
Esto, para los estudiantes, supone un gran desafío, pero también una gran oportunidad. Para los profesionistas del mañana ya no basta con que puedan desempeñarse en un puesto de manera excepcional, ahora son muchos otros los ámbitos en los que deben de destacar por encima del resto. Todos ellos pueden ser englobados bajo una sola etiqueta: líderes.
La escuela ya no debe de producir trabajadores eficientes, debe de formar líderes.
A continuación, te daremos algunas claves que debes de considerar a la hora de escoger el mejor colegio para tus hijos. Recuerda que una buena educación, que esté a la altura de las exigencias actuales, debe de comprender esta labor como un conjunto de prácticas interdependientes, en la que importa tanto el aspecto académico como los valores o la cultura.
Este es el elemento que une al resto. La excelencia académica, sin embargo, no se refiere a la simple memorización de conceptos, sino que implica que el estudiante obtenga información que sea capaz de relacionar con la vida cotidiana y que, a su vez, lo que experimente en el día a día sirva como base para la nueva obtención de conocimientos. Esta metodología es conocida como aprendizaje significativo y su meta es dar herramientas que el estudiante pueda usar fuera de la escuela.
Asimismo, considerando que el mundo ya es un entorno completamente digitalizado, la educación debe de entender que la incorporación de tecnologías a la escuela no nada más pasa por utilizar dispositivos electrónicos mientras se imparten las clases, sino que ésta debe de realmente jugar un papel decisivo en la formación académica. Incorporando la tecnología al proceso de aprendizaje el estudiante obtiene beneficios que no estaban al alcance de nadie hace 15 años.
La excelencia académica tampoco puede dejar de lado el aspecto cultural de la educación. Nos referimos a que se tiene que formar al alumno como un integrante de un mundo globalizado, en el que su apertura a nuevas culturas y pluralidad es tan importante como los conocimientos que pueda tener.
Además de grandes estudiantes, la escuela tiene que ayudar a los alumnos a llegar a ser grandes personas. Esto se logra a través de la efectiva transmisión de valores, pero eso se verá más adelante, y mediante el reforzamiento del autoestima y la confianza en sí mismos.
La característica más importante de un líder es que es percibido por su grupo como tal. Lo primero que el grupo notará es la seguridad con la que el líder, o supuesto líder, se desenvuelve. La confianza en uno mismo se transmite a los demás.
Una buena escuela tiene que facilitar el camino para que los estudiantes desarrollen una personalidad propia que les permita desenvolverse en el mundo con soltura y seguridad.
Los valores son una parte crucial en la personalidad de un líder, porque son estos los que orientan sus acciones al bien común. Para que ésta se forme, es importante la educación que desde casa se da, pero la escuela tiene también una gran responsabilidad en ello.
En última instancia, lo que los líderes del mañana decidan hacer con sus habilidades, depende íntegramente de las nociones morales que hayan adquirido durante su formación. Aquí reside el peso de que los estudiantes sean capaces de distinguir lo que se debe hacer de lo que no.
La excelencia académica, la visión plural del mundo y los valores, contribuyen a que los jóvenes asuman su responsabilidad como miembros de una sociedad y, por lo tanto, actúen en consecuencia. De nada serviría formar grandes profesionistas si únicamente trabajarán para su propio beneficio.
En el Rogers Hall hemos desarrollado un esquema educativo que parte de estas ideas, porque nuestro objetivo es formar desde hoy a los líderes del mañana, sin descuidar que son, ante todo, personas.