Durante la semana santa el grupo apostólico GAME se fue de misiones a Halachó. Ahí el grupo visitó las comunidades Santa María Acú, San Antonio Siho, Dzidzibachí y Cuch Holoch.
Al llegar el domingo 9 de abril, los Gameanos partieron hacia sus respectivas comisarías, comenzando así la misión para la que se prepararon por tanto tiempo, ¿quieres conocer más sobre cómo se vivió esta experiencia? te contamos a continuación:
Un día de misión
Durante las misiones, los miembros del grupo viven una bonita experiencia en la que siempre los reciben con los brazos abiertos por todos los integrantes de las comunidades que visitan.
Las misiones comienzan con:
-
Labor social:
Los integrantes de GAME inician sus misiones con la limpieza de la comunidad, posteriormente se imparten pláticas, se arman bancas, y se organizan otras actividades de acuerdo a las necesidades de cada comunidad.
-
Convivencia
A la 1:00 p.m, las señoras de las comunidades invitan a los gameanos a comer a sus casas donde se desarrolla una bonita convivencia entre integrantes del grupo y las familias de las comunidades. La hora de la comida es el momento para platicar y conocerse mejor.
-
Catecismo y juego
Después de un refrescante baño y un merecido descanso, a las las 4:00 p.m. los gameanos se prepara para dar el catecismo a los niños de la comunidad y después se reservan unos minutos para jugar con los niños. La idea detrás de este juego es mantener a los niños ocupados mientras se espera a que dé inicio la hora de la celebración eucarística, que en ausencia del sacerdote, la hace un ministro extraordinario de la comunión. Contamos con uno en cada comunidad.
Finalizando la celebración, se hace un scketch donde se cuenta en forma divertida todo lo que los niños aprendieron ese día. Posteriormente, se da inicio a las pláticas para los jóvenes y adultos de la comunidad.
El día finaliza con el regreso de todos a Halachó para una retroalimentación del día y una actividad realizada por los asesores del grupo.
Una misión exitosa
Este 9 de abril se llevó a cabo una misión exitosa que logró su objetivo, y que dejó una gran enseñanza para los Gameanos: todo vale la pena cuando se trabaja por Dios y para Dios. Sin duda, una experiencia inolvidable que marcó las vidas de todos los que participaron.