Algo con lo que todos los maestros y padres batallan alguna vez en la vida de sus alumnos e hijos es la desmotivación y falta de interés por aprender e ir a la escuela. Aunque esta desmotivación puede tener muchos orígenes que también son importantes atender, los educadores deben asumir la responsabilidad de hacer que el conocimiento sea algo deseado y por lo que los alumnos se esfuercen todos los días.
Afortunadamente existen muchas maneras de lograr esto, y hoy queremos compartir algunas de estas para que, sin importar las situaciones individuales de cada alumno, todos se sientan interesados y, lo más importante, motivados para aprender y sacar el máximo provecho de su educación.
Consejos para motivar el aprendizaje en la educación
Ayudar al alumno a encontrar lo que le apasiona
Algo importante que todo educador debe poner en práctica es el llegar a conocer a sus alumnos y reconocer en cada uno las características que lo diferencian de los demás; esto con el objetivo de saber cuáles son los intereses, preocupaciones y pasiones personales que nos pueden dar indicación de cómo motivarlos para aprender. Saber lo que al alumno le apasiona hace más fácil relacionar los temas, el enfoque y los métodos de aprendizaje hacia algo que le llame la atención, motivándolo así a prestar atención y realizar las actividades requeridas sin sentirse obligado a hacerlo.
No imponer el aprendizaje como una obligación
Un grave error que cometemos educadores y padres por igual es imponer la escuela, el conocimiento y el aprendizaje como algo obligatorio que no está sujeto a negociaciones. Aunque no es debatible que el aprendizaje es el objetivo número uno de asistir a clase, no es pedagógico imponerlo autoritariamente, creando una sensación de negatividad tanto hacia la escuela y las clases como el aprendizaje mismo.
Por el contrario, es importante buscar las maneras de hacer que el deseo por aprender venga desde adentro, siempre recalcando que el alumno es dueño de su propio aprendizaje y tiene la oportunidad de exponer sus incomodidades, molestias y opiniones, siempre de manera respetuosa y que beneficie a la manera en que se toman clases. Debemos recordar que aprender y educarse no tiene que ser algo aburrido que se hace sólo porque los papás lo piden, sino que abre nuestras mentes a diferentes mundos y descubrimientos, y es allí donde debe nacer la motivación.
Fomentar el aprendizaje práctico
Otra equivocación en el aula es cuando el maestro se dedica a hablar durante toda la clase, sin interacción ni participación de los alumnos. Este método de aprendizaje es contraproducente, ya que los niños, en especial hoy en día, no están acostumbrados ni interesados en sentarse por largos periodos de tiempo sin hacer nada más que escuchar. Como educadores, debemos adaptarnos y procurar hacerlos parte de su propio proceso de aprendizaje, motivándolos a hacer trabajos en equipo, a realizar actividades y aplicar lo aprendido de manera práctica en el día a día siempre que sea posible.
Se ha comprobado que lo que se aprende de manera práctica o pragmática permanece en la memoria por mucho más tiempo, así que es de vital importancia que los alumnos tengan actividades que los motiven a poner de su parte y experimentar con los conocimientos que están adquiriendo.
Reforzar sus esfuerzos de manera positiva
Sabemos que no todos los alumnos van a la par y que unos cuantos suelen demostrar poco interés en mejorar. Sin embargo, algo que siempre debemos recordar es que nuestra responsabilidad es ayudarlos a ser mejores cada día, y que los regaños, gritos y palabras negativas e hirientes simplemente alejan más al alumno del aprendizaje y los hacen sentirse menos motivados para aprender. Como educadores debemos practicar la paciencia, serenidad y adaptabilidad en todo momento, y sobretodo, cuándo un alumno demuestre una mejora o haya resaltado por sus propios méritos, debemos hacérselo saber de manera positiva que refuerce en él o ella que aprender y ser responsable puede ser sumamente gratificante y emocionante.
Lo importante es demostrarle a los alumnos que cuándo ponen de su parte en clase, se les reconoce su trabajo y se les felicita, generando una asociación positiva con el aprendizaje, y por lo tanto, motivándolos a seguir así para demostrarse a sí mismos y a sus profesores que son capaces de todo lo que les pidamos y mucho más.