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Rogers Hall | Blog

Te acompañamos en la extraordinaria tarea de educar a tu hijo.

Por qué el fracaso es bueno para tu hijo adolescente

[fa icon="calendar"] 18-ago-2017 10:00:00 / by Colegio Rogers Hall

Colegio Rogers Hall

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Nos educaron para pensar que cuando uno se esfuerza de verdad llega a ser mejor que los demás y nuestra recompensa inevitablemente será el éxito. A esto se le denomina La cultura del éxito, que no es más que ese impulso excesivo hacia la adquisición de dinero, fama y poder. Y aunque el fracaso se nos presenta como el gran monstruo del que hay que huir sin mirar atrás, debemos pensar que también es posible aprender varias cosas importantes de este “monstruo”.

“Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor” - Samuel Beckett, Rumbo a peor.

¿Por qué permitir que tu hijo adolescente conozca el fracaso?

Durante la adolescencia, los jóvenes se enfrentan a mayores retos y responsabilidades de las que tienen que salir airosos al mismo tiempo que realizan malabares para convivir con una vida emocional y afectiva en ebullición. Es en este momento de la vida en que los adolescentes forjarán su capacidad para convivir con las presiones de los amigos, la familia, la escuela.

El temor al fracaso se alimenta notoriamente durante la adolescencia como resultado de una mala gestión de las emociones y una idealización excesiva del éxito como llave a la felicidad. Muchas veces el resultado es, paradójicamente, un bajo rendimiento escolar.

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Los beneficios del fracaso

Para alcanzar cualquier cosa que nos propongamos se requiere haberlo intentado, no importa cuántos sean los intentos fallidos.  Y es aquí donde el papel de la familia y la escuela son esenciales, ¿cómo?

  • Evitando la sobreprotección. Cuando resolvemos los problemas de los chavos limitamos su capacidad para enfrentar responsabilidades y encontrar soluciones por sí mismos. No se trata de desentenderse de lo que esté ocurriendo en sus vidas, ¡al contrario! Los consejos de los papás y los profesores son importantes porque son fruto de la experiencia. Más bien se trata de permitir que los jóvenes vayan adquiriendo sus experiencias y aprendiendo de ellas.
  • Promoviendo la curiosidad y la experimentación. Si hay algo que bloquea la creatividad es el miedo a fracasar. Promovamos que los jóvenes hagan preguntas, investiguen y tomen decisiones para asumir las consecuencias de las mismas. Esa será la fuente de motivación que necesitan y que fortalecerá su autoestima. Ojo, esto implica fomentar y mantener la comunicación en casa para que los riesgos (que los habrá) estén por lo menos controlados. Esta creatividad es la que ayudará a tu hijo a encontrar soluciones, a buscar la colaboración con sus pares para realizar emprendimientos complejos.
  • Aceptar las consecuencias aunque parezcan negativas. Para saber convivir con el fracaso hay que haberlo experimentado en carne propia. Aunque parezca trillado, el fracaso aporta experiencia y forja el carácter, herramientas esenciales para la vida.

Es indispensable poner en perspectiva las exigencias de la cultura del éxito. Con el paso del tiempo, lo más importante para Jorge, Lucía y Patricia serán las historias que puedan contar alrededor de aquellos trofeos que llenan la vitrina, más que los trofeos mismos.


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