Encontrar nuestra vocación, percibir ese “llamado” y seguirlo, es una de las cuestiones más importantes en la vida de cualquier persona y, muchas veces, una de las más difíciles.
En muchas ocasiones, preguntarnos sobre nuestra vocación siendo adultos resulta complejo, así que imagina lo que sucede en la mente de tu hijo adolescente (es más, no tienes que imaginar, solo recuerda cómo viviste el proceso de definir tu profesión). Por eso, aquí tienes algunas consejos que te pueden servir para ayudar a tu hijo a encontrar su vocación:
La infancia: jugar es explorar el mundo
Anima a tu hijo a probar diferentes actividades. Si desde la infancia tu hijo tiene acceso a diferentes tipos de actividades tanto deportivas, como artísticas y académicas, será más sencillo que puedas identificar qué se le facilita y qué le resulta más difícil. Si además, desarrolla buenas aptitudes en cosas que le gustan, ahí tendrás una buena pista.
Ojo: Las personas cambiamos con el tiempo y es muy probable que aquello que a tu hijo le gustaba en la infancia no sea lo mismo que le gustará en la adolescencia o en su juventud.
Soñar no cuesta nada
En la infancia, soñamos con viajar a la luna, jugar en el Real Madrid, ser cantantes famosos, primeras bailarinas y bomberos. Esos son los sueños que, bien motivados por ti, permitirán que tu hijo explore el mundo a través del juego, se esfuerce por aquello que le apasiona y dé rienda suelta a su creatividad. Quién sabe; con pasión, disciplina y apoyo suficiente, esos sueños pueden volverse realidad.
La adolescencia
En esta etapa, lo mejor es alentar a tu hijo a experimentar cómo pueden ser las distintas profesiones a través de cursos especializados en diferentes disciplinas (un taller de robótica o uno de cerámica, por ejemplo), incluso podría ser de gran utilidad que pudiese realizar trabajos durante el verano o investigar sobre las profesiones que le interesen mediante entrevistas a distintos especialistas de las áreas en cuestión.
La preparatoria: el momento de escoger nuestra vocación
Cuando el momento de elegir llegue, será muy importante que tu hijo vea en ti un guía, no un dictador. Es decir, asegúrate de que sepa que tú estás para apoyar y no para imponer, que sepa que no te debe nada.
Tú papel en estos momentos será el de facilitador. Ofrécele información relacionada a las carreras de su interés:
- Situación financiera.
- Estilo de vida.
- Responsabilidades.
- Posibilidades de crecimiento.
Y no se trata de hacerle la tarea (al final tu hijo tiene que tomar la decisión solo), pero sí es importante que le señales el camino a seguir y para ello debes contar con la mejor disposición.
Toma en cuenta que la mayoría de las veces los jóvenes se dan cuenta desde el primer ciclo escolar que la carrera que habían elegido no les satisface pero no se deciden a cambiar, en parte, “por temor a quedar mal con los papás”. Imponer ideas es un error muy común cuando se tienen hijos en la preparatoria.
Todos nos podemos equivocar pues la decisión no es sencilla y se vale cambiar de decisión. Es mejor perder un ciclo escolar por elegir honestamente nuestra profesión, que perder la vida entera trabajando en algo que no nos gusta.Por eso es importante escucharse a uno mismo. Invita a tu hijo a que lo haga.
A lo mejor la carrera que tu hijo eligió no es la que para ti habría sido ideal, pero debes tener en cuenta que la vocación es completamente personal.