En la actualidad todos estamos acostumbrados a usar el teléfono móvil, aunque no siempre lo utilizamos adecuadamente. De hecho, la dependencia al uso del celular, es algo cada vez más frecuente entre los jóvenes debido a todos los cambios que vivimos hoy en día, sumado a esto, la educación digital ocasionada por la pandemia hizo más frecuente el uso de este dispositivo.Como padres pensamos que nuestros adolescentes son expertos digitales, pues desde pequeños, su desarrollo y forma de entender el mundo está muy ligado a las nuevas tecnologías, dispositivos móviles, y a las redes sociales, pero lo que no sabíamos es que este dominio que tienen de las nuevas tecnologías les hace todavía más vulnerables en el entorno digital.
Y esto no ocurre porque su celular ahora sea una herramienta indispensable para cumplir con su aprendizaje virtual, sino por la falta de conciencia sobre el control del tiempo que pasan con su móvil navegando en Internet y por la facilidad con la que acceden a diversos contenidos desde sus dispositivos inteligentes.
No obstante, hablar con nuestros hijos sobre los beneficios, peligros y amenazas, es una buena forma de prevenir los riesgos de la adicción a estas nuevas tecnologías, y así promover un uso responsable del celular.
Consecuencias de la adicción a celular
La adicción a este dispositivo provoca consecuencias negativas para los adolescentes a nivel neurológico, cognitivo y psicosocial.
En este sentido, la adicción a Internet puede provocar déficits en las emociones, la atención, la toma de decisiones y el control de los impulsos de tus hijos.
Además la adicción al celular puede generar aislamiento social, vacío emocional, falta de criterio personal, pérdida de intimidad y aumento de problemas como la depresión, ansiedad, insomnio, inseguridad.
¿Cómo saber si mi hijo tiene dependencia al celular?
Además la adicción al celular puede generar aislamiento social, vacío emocional, falta de criterio personal, pérdida de intimidad y aumento de problemas como la depresión, ansiedad, insomnio, inseguridad.
El estado de ánimo
Si cambian radicalmente y se vuelven irritables o incluso violentos cuando se les retira el móvil, hay que empezar a pensar en una posible adicción.
El tiempo que pasan en eventos sociales y familiares
Si tus adolescentes encuentran siempre en su móvil la excusa perfecta para evitar las conversaciones familiares, también es una señal de alarma.
Si afecta a sus actividades diarias
Sobre todo a la hora de dormir o incluso si mienten, esconden y rompen las reglas para pasar más tiempo en su smartphone antes de cumplir con sus deberes, también son signos de alerta.
¿Cómo prevenir la adicción a Internet?
El uso excesivo o abuso del móvil genera, aunque parezca contradictorio, un aislamiento en nuestros hijos: se relacionan menos con su entorno, con sus amigos y con sus familiares, por eso es importante enseñarle a usar de forma adecuada estos dispositivos:
- Crear perfiles infantiles: en el caso de muchos dispositivos, se pueden crear perfiles infantiles para que los usen con total seguridad ya que cuentan con sus propios controles parentales.
- Establecer pautas y horarios de uso: el celular no puede ocupar todo su tiempo. Lo mejor es hablar con ellos y establecer en qué momento y durante cuánto tiempo van a poder acceder a Internet.
- Educarlos en un uso responsable: hablarle de los beneficios y los peligros del Internet para poder enseñarles a manejar esta tecnología de la manera más responsable y segura posible.
Sin embargo, prohibirles totalmente el uso de sus dispositivos móviles es una medida controversial pues se estaría perdiendo la oportunidad de aprovechar las nuevas herramientas que ofrece la tecnología para su educación digital.
No obstante, es bueno hablar con nuestros hijos e incluir reglas sobre cuándo y cómo se puede usar el teléfono o qué contenidos se pueden ver o no, igual que dejar claras cuáles serán las consecuencias de romper esas reglas.
Lo importante es enseñar a nuestros adolescentes a hacer un buen uso de las nuevas tecnologías y a relacionarse de forma adecuada con su entorno familiar y social.
