Sabemos que el proceso de acoplamiento a esta nueva modalidad ha sido complicada tanto para los alumnos como para padres y madres de familia. Cuando comenzó la pandemia, el mundo se vio obligado a cambiar las prácticas y hábitos que por mucho tiempo había realizado con normalidad.
El mundo globalizado en el que vivimos nos ha obligado a repensar la educación. El estudiante y futuro profesionista tiene responsabilidades que antes no se tenían o, simplemente, se ignoraban. El ser humano del siglo XXI tiene una mayor conciencia de sí mismo y de su entorno, entiende su papel y lo que sus acciones representan para el futuro.
Todavía falta algún tiempo para que las situación se normalice y los niños y niñas vuelvan a las aulas físicamente. Afortunadamente para algunos alumnos, la tecnología ha brindado la oportunidad de seguir con los estudios a pesar de la pandemia, esto ha significado que las escuelas puedan seguir impartiendo sus cursos, evitando un enorme rezago educativo que sería catastrófico.
Es importante comprender el aprendizaje como un proceso que implica muchos factores para que se cumpla correctamente. Es imposible alcanzar el nivel esperado en cuanto a lo académico si no se atiende la parte emocional de los alumnos. Es casi tan importante que los estudiantes estén motivados y dispuestos a aprender como lo es el que estén bien alimentados.
Si has leído algunos de nuestros artículos anteriores te habrás dado cuenta que el bullying es un tema en el que insistimos reiteradamente, y no es para menos. Las consecuencias para quienes padecen este problema se quedan mucho tiempo después de haber salido de la escuela.