El planeta se encuentra en un momento crítico de cara al futuro a mediano y largo plazo. Lo que los seres humanos hagamos o dejemos de hacer ahora determinará que la Tierra siga siendo capaz de albergar a la raza humana. Organismos como la ONU han advertido que es importante que se hagan cambios sustanciales en materia ambiental en los próximos cinco años y, de no ser así, el daño será irreversible.
La pandemia del 2020 trajo cambios muy significativos en cómo funcionan las relaciones sociales, incluída la escuela. El cierre escolar obligó a muchos de nosotros a modificar la manera en cómo entendíamos la educación y la cooperación entre profesor-representante de familia se vio modificada a tal punto que los colegios cerraron sus puertas y dejaron de formar parte (al menos en físico) de la normalidad del día a día.
Desafortunadamente, el bullying es un tema que ha estado de moda por mucho años ya, y decimos desafortunadamente porque el que no haya dejado de ser un tema tan recurrente se debe a que está lejos de ser erradicado de las escuelas.
Vivimos en un entorno cada vez más competente, en el que las barreras físicas ya son casi inexistentes y los profesionistas compiten en un mercado laboral global. Sus habilidades, por lo tanto, deben de distinguirlos de entre un grupo enorme de personas con altas competencias.
La educación, tal y como la conocemos ahora, surge en la Revolución Industrial como respuesta a la creciente demanda de técnicos y trabajadores que llevaran a buen puerto las pretensiones de la época. La producción es entonces el catalizador para un sistema educativo que debía de producir, de forma casi mecánica, trabajadores para las nuevas fábricas.