Seguramente te has preguntado en más de una ocasión cuáles son las mejores estrategias para fomentar un uso responsable y provechoso de la tecnología en casa y la escuela. Dada la velocidad con que la tecnología digital ha entrado a nuestros hogares, trabajos y lugares de estudio, es difícil detenerse a reflexionar sobre su impacto.
Primero lo primero: ¿cómo usas tú esas tecnologías?
En ocasiones podemos sorprendernos de lo rápido y fácil que las usan nuestros hijos, pero el tema central es cómo te relacionas tú con esas tecnologías. No es extraño que nuestros hijos nos muestren en más de una ocasión que tienen un mayor dominio que el nuestro, pero eso no nos incapacita en la importante tarea de enseñar moderación y guía.
- ¿Utilizas tu teléfono celular durante las actividades familiares, como la hora de la comida?
- ¿Es lo primero que utilizas por la mañana o lo último antes de irte a dormir?
- ¿Has comenzado a utilizar el WhatsApp en mayor medida que las conversaciones cara a cara?
La solución mágica: ¿cuál es el uso “ideal” de la tecnología digital en casa?
La palabra ideal está entrecomillada porque nadie te puede dar una receta. Es necesario que establezcan límites claros sobre el uso de la tecnología digital, límites que aplican para TU familia. Un límite, cabe señalar, es la línea divisoria entre un espacio/actividad segura y una que podría perjudicarnos.
Los límites no sirven para controlar, sino que están enfocados en señalar en qué momento una conducta puede ser dañina para uno mismo o los demás, en éste caso, para tus hijos o la familia.
Es por eso que el uso ideal dependerá de aquello que tu familia considere más importante y prioritario: ¿Es importante saber sobre el día de escuela y conversar a la hora de la comida? Entonces nada de celulares a la hora de comer; ¿mi hijo pasa toda la tarde chateando en el sillón o jugando videojuegos pero se desvela haciendo los deberes? Entonces hay que poner horarios de uso y actividades prioritarias; ¿me parece importante saber qué actividades realiza en línea y qué información consume? Entonces sería recomendable fijar un espacio al día o la semana para compartir contenido digital, tanto aquel que tus hijo consume como el que tú consumes: compartan las herramientas digitales.
Se encienden las alertas: ¿qué debo hacer si alguna práctica o uso de las tecnologías por parte de mi hijo me preocupa?
Antes que nada, no reacciones de manera abrupta y convérsalo con calma. Si observas algo en particular puedes sugerirle que termine lo que está haciendo y sentarte a platicar al respecto. Cualquier preocupación es válida pero no cualquier respuesta puede ser bien recibida por nuestro hijo, sobre todo cuando existe un creciente sentimiento de que las madres y padres no comparten ni aprueban la vida digital de los jóvenes.
El mayor ejercicio es estar abiertos y comunicar de manera clara y argumentada tus pensamientos sobre las actividades que tu hijo realiza. Una respuesta desmedida e impositiva va a traer como consecuencia que tu hijo pase más tiempo usando su celular o tableta fuera de tu supervisión.
Cono familia, es importante plantearse las siguientes preguntas y reflexionar sobre sus hábitos actuales para comenzar a establecer normas de uso en casa:
- ¿Cuánto tiempo dedican los miembros de la familia a conectarse a internet?
- ¿Cuál consideras que es el tiempo mínimo para compartir en familia, cara a cara?
- ¿Qué actividades son prioritarias en la rutina de tu hijo, cuánto tiempo necesitan? (tareas escolares, deberes domésticos, rutina del inicio y final del día, actividades deportivas, etc.)
- ¿Estoy siendo incongruente entre lo que hago y lo que pido, cómo puedo buscar un equilibrio?
- ¿Cómo vamos a tener las reglas claras y al alcance de todos?
El primer paso que sugerimos es escribir en una hoja de papel las reglas básicas de uso de la tecnología, un buen inicio son 5 reglas con su explicación (por qué es importante ésta regla). Pero recuerda, cualquier regla que no refleje las necesidades de la realidad debe ser adaptada. Ser firmes no implica ser inflexibles:
— No se puede utilizar el celular mientras se hace la tarea.
— Pero necesito información en el chat del grupo.
— Muy bien, utilízalo para lo que necesites y después deja el celular a un lado.
Para cerrar, recuerda algo muy importante: ¡no se vale hacer trampa! Si se establece una regla, que sea para toda la familia, no sólo para tus hijos. Si necesitas hacer alguna excepción, piensa muy bien cómo vas a jugar la carta de “inmunidad” de madre o padre de familia, porque a los jóvenes no les gusta jugar en desventaja; respetarán más tu congruencia que tu complicidad. Ten muy presente que en éste, como en otros aspectos de la vida, la mejor educación se da con el ejemplo.