Puede ocurrir que un día nuestro hijo llegue hablándonos de un compañero de salón que se comporta diferente a otros niños. Puede contarnos que este niño no habla con nadie, o que sólo lo hace consigo mismo y se irrita fácilmente, que repite cosas que escuchó en la televisión, hace ruidos, interrumpe la clase y que en ocasiones cuando se irrita demasiado puede agredir a otros, o incluso, a sí mismo.
Si nuestro hijo se encuentra con una situación similar, seguramente se preguntará por qué su compañero se comporta así. En estos casos, como padres, debemos explicar a nuestros hijos que este compañero sufre de un síndrome que afecta su comportamiento. Estas explicaciones generales surten un efecto y ayudan a que nuestros hijos aprenden la manera correcta de relacionarse con niños que presentan una condición especial.
Trastorno de Espectro Autista
El TEA (Transtorno de Espectro Autista) se entiende como un continuo, referido a las dos áreas implicadas en el trastorno:
- La socio-comunicativa
- Los intereses fijos y conductas repetitivas.
Un niño con TEA presenta alteraciones diversas en estas dos áreas y en este continuo existen dos puntos que nos identifican condiciones diferentes: el más grave, denominado como Autismo y un punto más leve, llamado Síndrome de Asperger.
Características del Autismo
El Autismo es una alteración significativa en la comunicación (lenguaje y social) y en la conducta. Es decir, un niño con autismo no se relaciona con sus pares y no tiene intención comunicativa. Por ejemplo, su interés no es comunicar de forma verbal, ni tampoco gestual sus pensamientos, sus vivencias, sus experiencias, sin embargo, esto no quiere decir que no tenga un lenguaje interno.
Podemos representarlo como el niño que está dentro de su burbuja y su mundo interno, aunado a esto, se encuentran los actos repetitivos y las fijaciones que sólo tienen significado para él.
Características del Asperger
El Síndrome de Asperger puede entenderse como los problemas de comunicación (Lenguaje y Social) y conducta derivados del TEA. Un niño con Asperger puede querer relacionarse con sus pares y tener intención comunicativa pero tiene errores en el proceso de comunicación, como el usar un vocabulario más complejo que el de sus pares, ser honesto en sus comentarios, sin considerar las reglas sociales implícitas del evento; por ejemplo, podría decirle a alguien que está muy gorda.
Así mismo, tienen muchas dificultades para entender un lenguaje figurado y pueden presentar patrones de conducta obsesivos y repetitivos, rituales para hacer ciertas actividades y mostrar inflexibilidad e intolerancia ante los cambios en una actividad o su rutina diaria. A nivel cognitivo algunos pueden ser muy brillantes en ciertas áreas y su inteligencia no se encuentra afectada.
Principales diferencias entre el Asperger y el Autismo
- En el Autismo existe un desarrollo cognitivo por debajo de lo esperado para su edad, mientras que en el síndrome de Asperger no existe un retraso cognitivo significativo, incluso pueden poseer una inteligencia arriba del promedio.
- Los niños con autismo tienen un retraso significativo en el desarrollo del lenguaje. En el caso de niños con Síndrome de Asperger, sus habilidades verbales son normales, la característica es que tienen dificultades para entender el lenguaje simbólico y la comunicación no verbal.
- Un niño con autismo no tiene interés por el entorno que lo rodea. Por el contrario, en el Asperger la persona busca socializar y entablar relaciones pero tiene dificultades para lograrlo.
- En el autismo la persona no presenta interés por objetos o actividades, mientras que con el Asperger la persona presenta intereses obsesivos por ciertos objetos y actividades.
- En las personas con autismo, no se presentan alteraciones físicas del desarrollo, en el Asperger la persona puede presentar cierta torpeza motora.
Cómo educar a nuestros hijos en la convivencia con niños diagnosticados con TEA
Cuando nuestro hijo convive con un niño que tiene un diagnóstico de TEA en la escuela, en nuestra familia cercana o con amistades tenemos que:
- Practicar nuestra tolerancia y empatía.
- No debemos negarle el acercamiento natural a los niños con este trastorno.
- Debemos estar pendientes de su interacción y explicarles que su forma de convivencia y aprendizaje es selectiva y única.
Desde pequeños, nuestros hijos deben estar informados sobre las condiciones especiales de otros compañeros. De esta manera, desarrollarán su sensibilidad y aprenderán a ser más tolerantes, empáticos e inclusivos.